17 julio, 2012
 
Por: Francisco Javier Castellón Fonseca, Presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado de la República (@CastellonNay)

No se extraña la insistencia que el gobierno mexicano ha mantenido acerca del tema de la firma del tratado comercial antifalsificación ACTA, ni siquiera que a pesar de la negativa unánime se atrevieran a firmarlo, lo que hay que preguntarse es por qué hasta este momento (julio de 2012)  otorga su firma, en un contexto social y político que no era el mas adecuado para ello.

Sorprende que el gobierno federal haya decidido firmar ACTA 10 días después de las elecciones presidenciales y en medio de un escándalo postelectoral donde se siguen desentrañando los hilos de las maniobras financieras para comprar los votos. Cualquiera pensaría que se trata de una maniobra de distracción dirigida a la comunidad internauta, tan activa y combativa en los días de la elección y donde la sola referencia al tratado antipiratería causa un tremendo escozor.

Sorprende también que el ejecutivo federal haya hecho caso omiso a las recomendaciones del senado y que, con un gesto provocador, haya firmado el documento aún estando vigente la legislatura que, de manera unánime, rechazó la firma de ACTA. El grupo de trabajo, del cual forme parte, realizó un análisis que señalaba al menos, una decena de contradicciones con nuestro marco constitucional y legal y realizó 5 audiencias con sectores interesados y las dependencias gubernamentales que negociaban el tratado.

Nada de eso sirvió al ejecutivo. Ni nos vio ni nos escuchó.

Tan ignoraron el proceso de reflexión organizado por el Senado que el presidente del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), Rodrigo Roque, ha llamado a seguir “discutiendo y debatiendo” los términos de ACTA. De ahí se puede desprender la hipótesis de que el acuerdo firmado por el ejecutivo se convierta en moneda de cambio para condicionar temas de la agenda en la próxima legislatura. De otra manera, no tendría caso tal llamado. Por supuesto, le correspondería al Senado de la República llamar a un nuevo debate, pues el gobierno federal ya firmó y es la legislatura la que tendría que ratificarla o no.

El texto del acuerdo no cambió sustancialmente desde que se dio a conocer en nuestro país por una filtración en la red, por lo tanto todos los términos señalados por el documento de conclusiones del Grupo de Trabajo constituido por el Senado de la República para reflexionar sobre ACTA continúan vigentes. Por esas razones cabe la pregunta ¿por qué ahora?

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ACTA: ¿Por qué ahora?
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